Edición especial de Wicked Magazine dedicada a dar cobertura a lo relacionado con Wikileaks

domingo, 31 de octubre de 2010

La vida del polémico fundador de wikileaks


LONDRES, 31 octubre 2010 (The New York Time / El País).- En su asombroso viaje hacia la notoriedad, Julian Assange, el fundador del sitio web de denuncia WikiLeaks, se mueve como si fuera un prófugo y habla casi en un susurro para confundir a los organismos de inteligencia a los que teme. Su futuro es incierto.

Assange exige a sus cada vez menos leales acompañantes que usen costosos celulares codificados y cambia los propios como otros hombres cambian de camisa. Se registra en los hoteles con nombres falsos, se tiñe el pelo, duerme en sofás y pisos, y utiliza efectivo en lugar de tarjetas de crédito, a menudo prestadas por amistades.

"Al estar determinado a ir por este camino y no transigir, terminé en una situación extraordinaria", dijo. Tiene una gorra de lana y una barba tenue, y el séquito juvenil que lo sigue incluye a un cineasta asignado a documentar cualquier sorpresa desagradable.


El fundador del sitio de denuncias dijo que la publicación de los 391.832 documentos militares secretos sobre la guerra de Irak "constituye la versión más integral y detallada de cualquier guerra que haya entrado alguna vez al registro público". Doce semanas antes, publicó en el sitio de su organización unos 77.000 documentos secretos del Pentágono sobre el conflicto afgano.

Mucho ha cambiado desde 2006, cuando Assange, un australiano de 39 años, usó años de pirateo informático y lo que sus amigos llaman un coeficiente intelectual de casi un genio para establecer WikiLeaks, redefiniendo las denuncias al recopilar secretos por montones y almacenarlos fuera del alcance de gobiernos, y otros determinados a recuperarlos, para publicarlos instantánea y mundialmente.

Ahora, no son sólo gobiernos los que lo denuncian: algunos de sus propios camaradas lo están abandonando por lo que ven como un comportamiento errático e imperioso, y un casi delirio de grandeza sin par, con la conciencia de que los secretos digitales que revela pueden tener un precio en carne y sangre.

Varios colegas de WikiLeaks dicen que él solo decidió dar a conocer los documentos afganos sin quitar los nombres de las fuentes de inteligencia afganas de las tropas de la OTAN. "Nos molestamos muchísimo por eso y por la forma en la que habló de ello después", señaló Birgitta Jonsdottir, una voluntaria muy importante en WikiLeaks e integrante del Parlamento islandés.

También lo investigan en relación con acusaciones de violación y acoso sexual de dos suecas. Assange negó las acusaciones diciendo que las relaciones fueron consensuales. Sin embargo, los fiscales aún tienen que aprobar formalmente los cargos o desestimar el caso. La demanda ha dañado su búsqueda de una base segura para sí mismo y para WikiLeaks. Aunque caracteriza las acusaciones como "una campaña de calumnias", el escándalo ha agravado las presiones sobre su vida encubierta.

"Cuando llegas al punto en el que ocasionalmente deseas estar en prisión sobre la base de que podrías pasar un día leyendo un libro, te vas dando cuenta de que quizá la situación se ha vuelto algo más tensa de lo que quisieras", dijo.

EXPONER SECRETOS. Assange ha avanzado mucho desde que vivió una infancia poco estable en Australia y reconocía ser un inadaptado social que casi no logra escaparse de ir a la cárcel después que lo encontraran culpable de 25 cargos por piratería informática en 1995. La historia está salpicada de espías, desertores y otros que revelaron los secretos más incendiarios de su época.

"He esperado 40 años para que alguien diera a conocer información a una escala que pudiera realmente marcar una diferencia", comentó Daniel Ellsberg, que expuso un estudio secreto de mil páginas sobre la guerra de Vietnam en 1971 que llegó a conocerse como los Documentos del Pentágono.

Ellsberg dijo que ve almas gemelas en Assange y el soldado de primera clase Bradley Manning, un ex operativo de inteligencia del Ejército, de 22 años, detenido en Quantico, Virginia, por sospecha de filtrar los documentos sobre Irak y Afganistán.

"Estaban dispuestos a ir a la cárcel de por vida, o que los ejecutaran, para sacar esta información", dijo Ellsberg.

Subyacente a las ansiedades de Assange está una profunda incertidumbre sobre lo siguiente que puedan hacer Estados Unidos y sus aliados. Funcionarios del Pentágono y el Departamento de Justicia dijeron que sopesan sus acciones bajo la Ley de Espionaje de 1917.

Han exigido que Assange "regrese" todos los documentos gubernamentales en su posesión, se comprometa a no publicar ninguno nuevo y a no "solicitar" más materiales estadounidenses.

Assange respondió huyendo, pero no ha encontrado refugio. En medio de la controversia por los documentos afganos, voló a Suecia buscando un permiso de residencia y protección bajo las amplias libertades de prensa del país. Su recibimiento inicial fue eufórico. "Me llamaron el James Bond del periodismo", recordó sarcásticamente. "Conseguí muchos seguidores, y algunos terminaron por causarme unos cuantos problemas".

A finales de septiembre dejó Estocolmo para ir a Berlín. Desapareció el bolsón con tres computadoras portátiles codificadas que registró en un vuelo casi vacío. No ha aparecido; Assange sospecha que fue interceptado. De Alemania, viajó a Londres, preocupado de que lo detuvieran al llegar. Islandia, un país con generosas libertades de prensa, también perdió su atractivo, y Assange concluye que su gobierno se deja influir por Washington.

También enfrenta ataques internos. Después del escándalo sueco, las tensiones dentro de WikiLeaks alcanzaron el punto del rompimiento, ya que algunos de los colaboradores más cercanos de Assange desertaron públicamente. The New York Times habló con docenas de personas que han trabajado con él y lo han apoyado en Islandia, Suecia, Alemania, Gran Bretaña y Estados Unidos. Lo que surgió fue un retrato del fundador de WikiLeaks como su principal innovador y fuerza carismática, pero como alguien cuya creciente fama se ha igualado con un estilo cada vez más dictatorial, excéntrico y caprichoso.

Efectivamente, a medida que Assange sigue con una vida de fugitivo, ejerce su liderazgo por Internet. Incluso a distancia, su estilo es imperioso.

AGITACIÓN INTERNA.

Cuando Herbert Snorrason, un activista político de 25 años en Islandia, cuestionó la opinión de Assange sobre diversos temas en una conversación en línea, éste fue intransigente. "No me gusta tu tono", dijo, según una transcripción. "Si continúa, estás fuera".

Assange se representó como indispensable. "Soy el corazón y el alma de esta organización, su fundador, filósofo, portavoz, codificador original, organizador, financiero y todo lo demás", dijo. "Si tienes un problema conmigo", le dijo a Snorrason, utilizando un improperio, deberías renunciar.

En una entrevista sobre esa conversación, la conclusión de Snorrason fue escueta. "No está en sus cabales", señaló. En Londres, Assange fue desdeñoso sobre todos los que lo han criticado. "No son personas trascendentales", comentó.

"Cerca de una docena" de voluntarios desilusionados se acaban de ir, dijo Smari McCarthy, un islandés que se distanció con la reciente agitación. Assange negó que algún voluntario importante haya renunciado, además de Domscheit Berg. Sin embargo, mayores deserciones podrían paralizar a una organización que Assange dice cuenta con 40 voluntarios centrales y cerca de 800 seguidores, que en su mayoría no reciben sueldo, para mantener una red extensa de servidores y asegurar el sistema contra ataques; para protegerlo contra el tipo de infiltraciones que el propio WikiLeaks ha usado para generar revelaciones.

Los detractores de Assange también lo acusan de perseguir una venganza contra EE.UU. En Londres dijo que la estadounidense es una sociedad cada vez más militarizada y una amenaza para la democracia. Más aún, señaló: "Estados Unidos nos ha atacado, así que nos vemos obligados a estar en una posición en la que debemos defendernos".

Incluso entre quienes cuestionan el estilo de dirección de Assange, hay un reconocimiento de que la intrincada arquitectura informática y financiera que usa WikiLeaks para protegerse contra sus enemigos ha dependido de su fundador. "Es único y extremadamente capaz", señaló Jonsdottir, la legisladora islandesa.

MÁS PROBLEMAS. Ahora hay nuevas dudas respecto a WikiLeaks. Amnistía Internacional y Reporteros sin Fronteras se han unido a las críticas del Pentágono porque la organización ha arriesgado la vida de personas al publicar bitácoras de guerra donde se identifica a afganos que trabajan con los estadounidenses.

Un vocero talibán en Afganistán que usa el pseudónimo de Zabiullah Mujahid dijo en entrevista telefónica que el Talibán integró una comisión de nueve elementos después de la publicación de los documentos afganos "para averiguar sobre las personas que están espiando". Dijo que el Talibán tiene una lista de "se busca" con 1.800 afganos y la está comparando con los nombres que proporcionó WikiLeaks.

Assange defendió la publicación de documentos sin editar diciendo que sopesó su decisión "con el conocimiento del tremendo bien y la prevención de daño que se causa" al hacer la información del dominio público. "No hay decisiones fáciles sobre la mesa para esta organización".

ALGUNAS PRIMICIAS DADAS POR esta web
Antes de publicar los documentos sobre Afganistán e Irak, WikiLeaks disfrutó de una serie de golpes maestros.

Uno de ellos, que emocionó a los partidarios, fue la difusión de documentos sobre la operación de detenciones en la bahía de Guantánamo.

También serán recordados los momentos en que difundieron el correo electrónico de Sarah Palin y la lista de militantes del Partido Nacional Británico neonazi.

No faltarán en los recuerdos los informes de asesinatos extrajudiciales en Kenia y Timor del Este y un video de combate de unos helicópteros estadounidenses Apache disparando contra al menos 12 personas, incluidos dos periodistas de Reuters, en Bagdad en 2007.

Las principales revelaciones de los últimos documentos difundidos se refieren a pérdidas civiles, denuncias de torturas y crímenes de guerra y el conocimiento por parte de Estados Unidos de la influencia de Irán en el conflicto.

El capítulo señalado como más perjuicioso para EE.UU. es el relativo a las pérdidas de civiles, donde se explicita que hubo 15.000 más que las conocidas oficialmente hasta el momento.

En los textos también queda claro que los uniformados occidentales consintieron en los métodos de tortura aplicados por las fuerzas iraquíes, o que los aplicaron ellos mismos en diferentes prisiones.

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